Querido 2024,

Fuiste un año especial. Me quebrantaste, las pruebas y enseñanzas por las cuales me hiciste pasar no fueron nada sencillas. Claro, hubo días de oscuridad en los cuales yo sentía jamás poder salir, días en los cuales sentía ahogarme, y vaya que no te mediste porque hasta tu último día no quisiste soltarme.

Sí, me quebrantaste, pero mentiría si dijera que fuiste mi peor año. Mentiría si dijera que te odié.

¿Cómo podría odiarte si fuiste el año en que más pruebas he vivido, pero también en el que más he crecido? ¿Cómo podría yo odiarte si fuiste el año en que conocí el verdadero sentido del amor? Cómo podría yo odiarte si gracias a todo aquello vivido te conocí a ti, mi más grande amor, mi Dios. Me encontraste, me levantaste y caminaste junto a mí. Me mostraste quién soy, me diste un propósito, y si tuviera que pasar nuevamente por todo aquello vivido, sin dudarlo un segundo, lo haría, porque toda certeza tengo, que sola no estaría.

Gracias 2024, porque sí, me has quebrantado, pero gracias a ti, Él me ha encontrado.